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CARMEN AMAYA

CARMEN AMAYA

Biography

Carmen Amaya (nacida el 2 de noviembre de 1913 – fallecida en el 19 de noviembre de 1963) fue una bailadora y cantante de flamenco española. Nació en la playa de Somorrostro, barrio de Barcelona ya desaparecido. Era hija del tocador El Chino (Francisco Amaya), sobrina de La Faraona, hermana de Paco, Leonor, María, Antonia y Antonio Amaya y estuvo casada con Juan Antonio Agüero. Es decir, formó parte de una de las familias más vinculadas al flamenco, que vivió desde pequeña.
Desde pequeña se le puso el mote de La Capitana, cuando se inició en el flamenco acompañando a su padre, debutando con sólo seis años ante el público en el restaurante de Barcelona Les Set Portes y poco tardó en dar un gran salto para actuar en París con gran éxito, en el Teatro Palace. Bailó desde muy joven con figuras ya muy populares y reconocidas como Raquel Meller o Carlos Montoya.

Trabajando en Barcelona en el escenario de La Taurina Carmen Amaya fue descubierta por el crítico Sebastián Gasch, quien escribió un artículo sobre Carmen muy elogioso, y le reportó reconocimiento general por su talento como bailadora.

En 1923, con sólo 10 años, llegó a Madrid, para bailar en el Palacio de la Música también de forma exitosa e iniciar al año siguiente una gira por toda ella España formando parte de la compañía de Manuel Vallejo. A su regreso a Barcelona bailó en el Teatro Español, recomendada por José Cepero.
En 1929, figuraba en el cartel del Colmao Villa Rosa, que regentaba, en Barcelona, Miguel Borrull, y, en 1930, actúa en la Exposición Internacional. La contrata el empresario Carcellé para una gira en la que recorre varias capitales, entre ellas San Sebastián, en 1935, presentándola en Madrid, Luisita Esteso, durante un espectáculo en el Coliseum.

El mismo año Carmen Amaya trabaja en los teatros madrileños de La Zarzuela, con Conchita Piquer, Miguel de Molina y otros destacados artistas, y en el Fontalba. También es escogida actuar en la película La hija de Juan Simón, con Angelillo, y toma parte, en Barcelona, en una revista musical.

Después de su interpretación en la película María de la O, Carmen Amaya comienza una nueva gira por las provincias españolas. La Guerra Civil la sorprende en Valladolid y obliga a que la compañía se traslade al extranjero.
Después de actuar en Lisboa, salta el charco con su equipo, el cual incluye otros interpretes y a su padre y al Pelao Viejo. Se presentan en Buenos Aires, donde debuta en compañía de Ramón Montoya y Sabicas, en el Teatro Maravillas con un enorme éxito. Tuvieron que intervenir las fuerza de orden publico, y también los bomberos; en el segundo día de actuación para poder mantener el orden en las taquillas.

Carmen Amaya se mantiene en ese teatro por un año, y después de eso realizó una gira por toda las ciudades del interior de Argentina, para regresar a Buenos Aires y al mismo escenario. Todo esto tomo cuatro meses.
Desde finales de 1936 a 1940, se suceden sus actuaciones en Argentina, Uruguay, Brasil, Chile, Colombia, Venezuela, Cuba y México, donde, en 1940, simultaneaba sus actuaciones en el Teatro Fábregas con las del tablao El Patio.
Durante esta etapa de su vida artística, en la que une a su grupo artístico a varios miembros de su familia, Carmen Amaya realizó películas en Buenos Aires junto a Miguel de Molina y fue admirada por los músicos Toscanini y Stokowsky, quienes hicieron de ella públicos elogios.

En 1941 viaja a Nueva York, y actúa en el Carnegie Hall, en el que sólo actúan artistas de prestigio principalmente con espectáculos de música o ballet clásico, en unión de Sabicas y Antonio de Triana. Como anécdota, es destacable decir como Carmen, que se alojaba en el Waldorf Astoria, el mejor hotel de Nueva York, aprovechó que en uno de los paseos que daba por la ciudad encontró una pescadería con sardinas, de las que compró varios kilos. Esas sardinas fueron asadas en la Suite Imperial del hotel, quemando “un par de mesillas” valoradas en más de 900$ cada una ya en aquella época.
El entonces presidente de los Estados Unidos, Franklin Roosevelt, la invita a actuar en una fiesta en la Casa Blanca. También Roosevelt le regala una chaqueta bolera con incrustaciones de brillantes.

Carmen Amaya apareció en la portada de la revista Life y la admiraron los más famosos astros del cine y el arte. Desde 1942 en Hollywood, se convierte en una de las atracciones más grandes. Interpretó una versión de El amor brujo de Manuel de Falla, en el Hollywood Bowl, ante veinte mil personas, con la Orquesta Filarmónica.
Interviene en un gran número de películas, entre ellas Sueños de gloria, Piernas de plata, Vea a mi abogado, Carmen Amaya y sus muchachos, Las amarguras de un torero, El sombrero de Paraná y Sigan al chico, realizando igualmente sus primeras grabaciones discográficas.

Carmen Amaya vuelve a Europa y se presenta en el Teatro de los Campos Elíseos de París, para hacerlo más tarde en Londres y en teatros holandeses, desde donde pasa a México y después otra vez a Nueva York y Londres, para seguir por Sudáfrica y Argentina, retornando a Europa.
Cuando Carmen Amaya volvió a España en 1947 era ya una figura mundial indiscutible. Los largos años americanos le habían servido no sólo para asentar firmemente su arte, sino también para que su leyenda creciera imparable. Se contaban de ella ya, y se han seguido contando después, cosas que parecen difícilmente creíbles. Y sin embargo pudieron ser ciertas, al menos algunas de ellas, dada la calidad humana de esta genial gitana. Comenzaron a circular en torno a su sorprendente personalidad las más peregrinas historias imaginables.

Después de que ella regreso a España, Carmen Amaya reapareció en el Teatro Madrid, con el espectáculo titulado Embrujo español.
Obtiene un resonante éxito en el Princess Theater londinense en 1948, y en su siguiente gira por América, recorre Argentina en 1950. Al año siguiente vuelve a bailar en España, presentándose en el Teatro Tívolí de Barcelona, después de varias actuaciones en Roma. Continúa actuando en Madrid, París, Londres, y diversas ciudades de Alemania, Italia y otros países europeos. En Londres, le felicita la reina inglesa, y aparece en la prensa una fotografía con el siguiente texto: «Dos reinas frente a frente». La Europa del norte, Francia, España, Estados Unidos, México y América del Sur son los itinerarios que sigue con su elenco en los años siguientes.

En 1959, Carmen Amaya alcanza un gran triunfo en el Westminster Theatre de Londres y en el Teatro de La Zarzuela de Madrid, inaugurándose en Barcelona la Fuente de Carmen Amaya en medio del homenaje popular; con este motivo celebra una función benéfica en el Palacio de la Música, que registró el mayor lleno de su historia. Su última película fue Los Tarantos de Francesc Rovira-Beleta. Reclamada por los principales coliseos del mundo, desde 1960 a 1963, año de su muerte por afección renal, vuelve a realizar continuas giras por Europa y América, hasta que su enfermedad se lo impide, estando en Gandía, tras haber bailado por última vez en Málaga.

Su muerte de una enfermedad renal a los 50 años, constituyó una gran aflicción para todo el mundo flamenco, siéndole otorgada la Medalla del Mérito Turístico de Barcelona, el Lazo de Isabel la Católica y el título de Hija Adoptiva de Bagur.
Su entierro convocó a un gran número de gitanos de Cataluña y de distintos puntos de España y Francia. Enterrada en Bagur, donde vivió sus últimos días, sus restos descansan actualmente en Santander, en el panteón de la familia de su marido.
En el año 1964, los maestros León y Solano compusieron la copla Aquella Carmen dedicada a la memoria de Carmen Amaya, que decía: Se murió Carmen Amaya, y España entera lloró.

Cuando comenzó la Guerra Civil Carmen Amaya abandonó España y viajó por todo el mundo paseando su arte: Lisboa, Londres, París, Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, México, Uruguay, Venezuela, Nueva York. Ciudad después de ciudad se rindieron ante su baile, de forma que cuando en 1947 decidió regresar a España era ya una estrella internacional, un status que conservó hasta su muerte en 1963