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BLAS HERNÁNDEZ

BLAS HERNÁNDEZ

Biography

He aquí otra de las figuras representativas de la etapa esplendorosa del ambiente artístico hispano de Nueva York, misma que abarcó desde el segundo lustro de la década de 1930 hasta las postrimerías de la de 1960. Se trata de Blas Hernández, magnífico exponente de la canción romántica que se especializó en la fusión del bolero-tango, popularizada por Felipe Rodríguez «La Voz» a partir de 1952.

Este inolvidable cantante y compositor puertorriqueño era hijo de Blas Hernández, trovador serenatero de Puerta de Tierra, quien le inculcó la vocación musical. Contaba 13 años de edad (1935) cuando hizo sus pinitos artísticos participando, en calidad de aficionado, en el programa “Ofertas matinales”, que Rafael Quiñones Vidal había instituido en la emisora WKAQ, trasladándolo luego a la WNEL. A los 16, ya recorría teatros y plazas públicas actuando en el campo profesional.

Por alguna extraña razón, en 1939 Blas Hernández fue seleccionado para actuar en el Pabellón Turco de la Feria Mundial de Nueva York. En aquel evento interpretó su repertorio habitual de boleros, tangos y valses. Su éxito fue tan estimulante, que decidió permanecer definitivamente allí. Con el transcurrir del tiempo se convertiría en atracción habitual de los teatros y centros nocturnos hispanos de la plaza neoyorquina que, junto a Ciudad de México y La Habana, completaba la trilogía de grandes mecas para los artistas latinoamericanos.

En 1941, poco tiempo antes de que estallara la Segunda Guerra Mundial, Blas Hernández fue reclamado para cumplir su obligación militar con el Ejército de Estados Unidos. Llegó a participar en cruentos combates escenificados en el Norte de África, Alemania e Italia. También en la Batalla De Bulge, en Bélgica, donde resultó herido. Aquella experiencia le significó un honroso licenciamiento y la Medalla Corazón Púrpura.

De vuelta en la llamada Babel de Hierro, en 1943 Blas Hernández ingresó al Conservatorio de la Universidad de Nueva York – localizada en Bronx –, donde cursó estudios de Canto, Composición, Armonía y Orquestación. Curiosamente, a pesar de la vasta preparación que adquirió en el arte del pentagrama, siempre actuó acompañado por tríos y pequeños conjuntos. No se le recuerda como arreglista o productor musical de otros artistas. A lo largo de su carrera, se presentó en todos los cabarets y teatros hispanos de la plaza neoyorquina y ciudades aledañas.

En 1961 Blas Hernández acreditó el mayor de todos sus éxitos con el bolero “No pidas más perdón” – cuya letra escribió el cubano Paul Márquez –, mismo que se incluyó en el álbum titulado con su nombre (Ansonia, ALP-1250). Gracias al impacto de esa grabación fue proclamado «El Primerísimo» durante un espectáculo patrocinado por la radioemisora WHOM y el diario La Prensa en el Carnegie Hall (feb. 25, 1962). En aquel evento compitieron por dicho título Joe Valle, Panchito Reset, Vicentico Valdés, Julito Rodríguez Reyes & Trío Los Primos, Armando Vega & Trío Casino Tropical y Blanca Iris Villafañe.

Es importante resaltar el dato de que “No pidas más perdón”acumularía numerosas versiones discográficas a través de los años, sobresaliendo entre ellas las registradas por los ecuatorianos Julio Jaramillo, Olimpo Cárdenas y Lucho Bowen (Sonolux, 1962); el colombiano Tony Martell (Tropical, 1964); los boricuas José Miguel Class (Liznel, 1970) y Wilkins (Velvet, 1976) y el mexicano Jorge Fernández (Orfeón, 1971).

Además del ante mencionado, de la discografía de Blas Hernández sobresale el álbum que le siguió, “Cita en la iglesia”(Ansonia, ALP-1267), el cual contiene las selecciones “Alma loca”, “Besos que matan”, “Desde la barra”, “Guitarra romana”, “Habla el licor”, “Mi bolero tango”, “Mírame”, “No fue mala”, “No quiero hacerte mal”, “Porque te conocí”, “Volvió una noche” y, claro está, “Cita en la iglesia”.

Otro de sus discos más exitosos es el titulado “Ándate, por Dios” (Seeco/Tropical, TRLP-4503), que recoge sus boleros “Allá en el Cielo”, “Caricias”, “El precio de tu ingratitud”, “El vino triste”, “Ella era una rosa”, “Escombros”, “Es la única verdad”, “Todo es un delirio”, “Vieja amiga”, “Y no puedo comprender”, “Ándate, por Dios” e “Inspiración”.

Por alguna razón inexplicable, la figura de Blas Hernández no tuvo la presencia merecida en los escenarios internacionales. La breve temporada que, en 1965, agotó en el famoso cabaret Pasapoga en Madrid, fue una de las contadas – quizás única – que realizó fuera de sus acostumbradas plazas en la costa este norteamericano. Incluso, no se recuerda que, después de alcanzar la fama, actuara en su natal Puerto Rico.

De todas maneras, su actividad artística en la Gran Urbe continuó siendo muy notable hasta ya cercana la década de 1980, cuando – por causa del alto índice de delincuencia que padecía la ciudad – la mayoría de los teatros hispanos y muchos de los cabarets emblemáticos cesaron sus operaciones. A esto se sumó el hecho de que las tres principales emisoras (WHOM, WADO y WBNX) suspendieron sus programas musicales “en vivo” para convertirse en eminentemente disqueras. Obviamente, su itinerario de trabajo disminuyó considerablemente. En 1996 apareció como actor invitado en un episodio de la teleserie “Law & Order”, de la cadena NBC TV.

Miguel López Ortiz
Fundación Nacional para la Cultura Popular

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