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BLANCA IRIS VILLAFAÑE

BLANCA IRIS VILLAFAÑE

Biography

No es arriesgado afirmar que, entre las cantantes puertorriqueñas que proyectaron sus carreras desde Nueva York, específicamente a partir de 1960, ninguna logró calar tan profundamente en el sentimiento de las comunidades latinoamericanas como Blanca Iris Villafañe. Si Myrta Silva fue «Reina de la RCA Victor» en esta metrópoli durante la década de 1940 , Blanca Iris Villafañe emergió como «La Reina de las Velloneras» en su momento.

Cierto es que, entonces Myrta mantenía su condición de máxima estrella en el todavía esplendoroso ambiente artístico hispano que se desarrollaba en la Gran Urbe . Pero ahora en su faceta de productora y anfitriona del programa “Una hora contigo”, emitido a través de WNJU TV / Canal 47. Por tanto, tratándose de cancioneras, nadie le disputaba a esta sanlorenceña su condición de «La Número Uno».

Artista intuitiva . A la edad de siete años Blanca Iris Villafañe ya era participante habitual en las funciones que se organizaban en su escuela. A los 13, participó en el programa de aficionados “Tribuna del arte” que, a la sazón, don Rafael Quiñones Vidal mantenía en WKAQ Radio. Después de las consabidas eliminatorias, resultó agraciada con el premio correspondiente a Mejor Cantante Femenina Juvenil de 1948. Aquel primer triunfo le facilitó la entrada a otras radioemisoras, tanto capitalinas como ponceñas.

Ansiosa por abrirse camino, ya a nivel profesional, en el negocio del espectáculo, tras concluir sus estudios académicos regulares Blanca Iris Villafañe marchó a Nueva York en 1953. Su primer paso en esta metrópoli – que entonces disputaba a Ciudad de México y La Habana la supremacía como Gran Meca para los artistas de nuestra raza – fue inscribirse en un concurso de cantantes aficionados auspiciado por la elaboradora del Café Bustelo, mismo que se celebraba en la WWRL «La Voz Hispana del Aire». El premio prometido al ganador era la grabación de un disco y un contrato para actuar en una serie de espectáculos en teatros patrocinados por la misma empresa. Su triunfo en aquel certamen marcó su salto al profesionalismo. Y, gracias a la emotividad que impartía a sus interpretaciones de boleros enmarcados en el desamor – los temas de despecho constituyeron su sello de identidad -, el éxito no demoró en sonreirle. Los teatros Puerto Rico, Jefferson, Boulevard, Premiere y Coliseum pronto se convirtieron en sus escenarios acostumbrados.

En 1959, el empresario yaucano Rafael «Ralph» Pérez Dávila la incorporó a su compañía Ansonia Records, reconocida como la más prestigiosa del ambiente musical hispano de la plaza neoyorquina . Su lanzamiento discográfico no pudo ser más halagador, pues los dos primeros boleros que llegaron a la radio en su voz tendrían imperecedera vigencia: “Besos callejeros” (original del camuyano Norberto Jiménez) y “Tengo el sentimiento herido”, que lleva la firma del dominicano – aunque de padre arecibeño – Mario De Jesús. Estas composiciones se incluyeron en el álbum titulado con su nombre (SALP – 1269), editado en 1960. Hoy es considerado clásico. Sus siguientes producciones discográficas editadas por la referida etiqueta fueron “Te sigo amando” (SALP – 1293) en 1961 y “Blanca Iris Villafañe, Vol. 3” (SALP – 1319) en 1962. A la primera de estas pertenece otro jitazo: “Ya no quiero quererte”, del antes mencionado Jiménez. A la segunda, “Aunque me cueste morir” y “Canalla”, del cagüeño Héctor Flores Osuna.

Es obligatorio resaltar el dato de que, en dichas grabaciones, Blanca Iris Villafañe era acompañada por un cuarteto de guitarristas integrado por el ecuatoriano Jorge Renán Salazar y los boricuas Manuel Nieves Quintero, Yomo Toro y José Alberto Jiménez. Igualmente importante es señalar que el último de los mencionados , Jiménez, es compositor con quien más ella se identifica, no empece a ser muy poco conocido entre sus compatriotas. Entre muchas selecciones más, éste aportó a sus repertorio cinco boleros que colaboraron significativamente a cimentar su fama: A Fui engañada y A Por despecho (1960) y “Dudas tormentosas”, “Frialdad”, “Por agradecimiento”, “Por una pagan todas” y “Te sigo amando” (1961). Casi dos décadas más tarde, todas esas piezas se recopilaron en la producción “15 éxitos internacionales interpretados por Blanca Iris Villafañe” (ASTV – 2002), editado en 1983. No obstante, en el interín vieron la luz otras cuatro producciones: “Blanca Iris Villafañe, Vol. 4” (ALP – 1338) y Vol. 5 (ALP – 1409); “Promesas de amor” (ASDL – 1634) y “Engañada” (ASDL – 8203).

Tras desvincularse de Ansonia Records, Blanca Iris Villafañe continuó grabando para otras disqueras, muy especialmente Canomar Records, fundada por el legendario cantante Pedro «Piquito» Marcano. Sin embargo, aunque la inmensa pléyade de seguidores que se granjeó desde los albores de su carrera siempre respaldó estos nuevos trabajos, ninguno de pudo superar el impacto de los tres primeros.

De todas maneras, en lo que respecta a venta de discos, a lo largo de toda la década de 1960 ninguna otra cantante latinoamericana experimentó de un arraigo popular comparable al que disfrutaba Blanca Iris Villafañe en Nueva York y plazas aledañas . Incluyendo las intérpretes mexicanas bendecidas por constante exposición en el cine mexicano y las estrellas de La Nueva Ola que se proyectaban desde Puerto Rico. A partir del siguiente decenio, los 70, las únicas que lograrían escalar un sitial comparable – aunque superándola en términos de internacionalización – serían las cubanas La Lupe y Celia Cruz.

Irónicamente, por alguna razón inexplicable, a pesar del fervor que el público le dispensaba y de que sus grabaciones alcanzaron trascendencia en Centro y Sudamérica, Blanca Iris Villafañe no llegó a cimentar una carrera a nivel internacional . Por otro lado, en su patria siempre fue ignorada por los empresarios de espectáculos. Se recuerda que su única actuación – al menos de relevancia – en Puerto Rico fue en calidad de invitada en un espectáculo encabezado por José Antonio Salamón y presentado por la radioemisora WIAC AM en el Centro de Bellas Artes de Santurce, la noche del viernes 4 de marzo de 1988. Durante aquellas fechas, también participó en otro celebrado en Santo Domingo e inspirado en la nostalgia.

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